Salud
19 de mayo de 2025 | 11:00Más de 20 mil personas en Chile viven con enfermedades inflamatorias intestinales

Las enfermedades inflamatorias intestinales (EII), como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, afectan a más de 20 mil personas en Chile y se caracterizan por una inflamación crónica del tracto digestivo, con brotes que alteran la vida cotidiana de quienes las padecen. La Organización Mundial de la Salud conmemora cada 19 de mayo el Día Mundial de estas patologías, con el objetivo de generar conciencia sobre su impacto y la necesidad de una detección oportuna.
La doctora Carolina Figueroa, gastroenteróloga de Clínica MEDS, explicó que “las enfermedades inflamatorias intestinales son dos principalmente: los colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. También, hay un tercer grupo que son las colitis no clasificadas o indeterminadas”. Añadió que “los síntomas son variados, pero los más frecuentes son el dolor abdominal, la diarrea y a veces, el sangrado también con las deposiciones”, y que “un gran porcentaje de estos pacientes también presentan dolores articulares en manos y columna”.
Aunque las causas exactas de estas enfermedades no se conocen, la especialista indicó que “hay varios factores involucrados en ello, como los genéticos, del sistema inmunológico, de la flora intestinal y probablemente, también ambientales que aún no están claramente identificados”. Si bien el riesgo de mortalidad es bajo, advirtió que las EII “afectan mucho la calidad de vida de los pacientes”.
Los estudios disponibles muestran un aumento en los diagnósticos y hospitalizaciones durante las últimas décadas, con mayor prevalencia entre los 20 y 40 años, aunque también se observan casos antes de los 15 y después de los 60.
Entre las complicaciones más frecuentes, Figueroa detalló que “en la enfermedad de Crohn se pueden desarrollar estenosis, zonas estrechas del intestino y también fístulas, que son conexiones entre los distintos órganos abdominales”, mientras que en la colitis ulcerosa “se puede asociar a anemia o a déficits nutricionales”. También subrayó que “muchas de estas enfermedades conllevan bajas en el estado nutricional y en los niveles de proteínas y hierro en la sangre, por lo tanto su evaluación es muy importante”.
Respecto a la alimentación, sostuvo que “no existe evidencia” de que ciertos alimentos puedan gatillar o agravar estas enfermedades, aunque durante las crisis se recomienda “una dieta que no tenga mucha fibra, que no tenga mucha fruta, verduras, integrales, lácteos, de manera que el intestino esté más relajado y no tenga que trabajar tanto esos días”.
Para llegar a un diagnóstico, precisó que se requiere “una suma de factores que nos van a ayudar. La historia clínica del paciente (sus síntomas); la colonoscopia y la información de las biopsias y, eventualmente, estudios radiológicos como resonancias, escáneres u otros métodos”.
Sobre el tratamiento, la doctora Figueroa afirmó que debe adaptarse a cada persona. “Cada paciente es distinto, ya que estas enfermedades se manifiestan en distintos lugares del intestino y, por lo tanto, la terapia no es estándar para todos. Se debe evaluar muy bien la etapa en que se encuentre la enfermedad, donde está localizada y qué severidad existe y, según eso, planificar el mejor tratamiento para ese paciente”. Agregó que “las evaluaciones deben ser continuas para ver si la persona tuvo una buena respuesta o hay que cambiar de terapia”.
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